EL PODER DE UNA BUENA ACTITUD
La actitud … Es la «relacionista pública» de nuestro verdadero yo. Sus raíces son internas pero sus frutos son externos. Es nuestra mejor amiga o nuestra peor enemiga. Es más sincera y congruente que nuestras palabras. Es una mirada hacia el exterior basada en experiencias pasadas. Es algo que acerca a las personas hacia nosotros o las repele. No se satisface a menos que se exprese. Es la bibliotecaria de nuestro pasado. Es el vocero de nuestro presente. Es el profeta de nuestro futuro. Las buenas actitudes entre los jugadores no garantizan el éxito de un equipo, pero las malas actitudes garantizan su fracaso.
Una actitud se contagia cuando se exhibe ante otros. En un equipo hay muchas cosas que no son contagiosas: talento, experiencia, práctica. Pero usted puede estar seguro de algo: la actitud sí lo es. Cuando alguien en el equipo es dócil y su humildad se recompensa con el mejoramiento, es probable que los demás muestren características similares.
Cuando un líder enfrenta con optimismo circunstancias desalentadoras, otros admiran esa cualidad y quieren emularlo. Cuando un miembro de un equipo muestra un firme trabajo moral y empieza a tener una influencia positiva, otros lo imitan.
Las personas llegan a inspirarse por sus compañeros. Tienen la tendencia de adoptar las actitudes de aquellos con quienes se relacionan: adoptan su modo de pensar, sus creencias y sus enfoques hacia los retos. ( Tomado de JOHN C. MAXWELL LAS 17 LEYES INCUESTIONABLES DEL TRABAJO EN EQUIPO).
¿ Que tipo de actitud muestra usted en su equipo de trabajo? . ¿Una que inspira y construye? o ¿una que desalienta y enfada?.
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