No hay duda que transitamos por tiempos de profundos cambios. El entorno, el país, el mundo y la vida misma se transforman, y pareciera que no hay una visión clara de los tiempos por venir. Con frecuencia nos vemos envueltos en discursos que hablan de recesión, crisis económica, control de cambio, inflación, devaluación de la moneda, reducción de personal, escasez, además de conflictos, guerras, desastres naturales y calentamiento global, por mencionar algunas. Voces que gritan “las cosas están difíciles”, “el país no da para más”, “no se vislumbran nuevas posibilidades”, etc.
Ante estos escenarios, y una vida agitada, acelerada y colmada de múltiples demandas, ante un mundo cada vez más complejo, dinámico, cambiante e impredecible, vivimos presionados, ansiosos y angustiados, una vida que clama adaptabilidad. Sin embargo, cuando las exigencias de este día a día sobrepasan nuestros recursos para dar respuesta a ellas, aparecen reacciones físicas, conductuales, cognitivas y emocionales que pueden impactar negativamente en nuestra salud, convirtiendo la vida en lucha, la lucha en agotamiento, el agotamiento en un tobogán casi en caída libre hacia un estado de desequilibrio que en ocasiones, si no se maneja a tiempo, en alteraciones más profundas como los ataques de pánico o la depresión patológica, en cuyo caso requeriría atención psiquiátrica farmacológica.
Prevenir este estado extremo es posible, si se toman medidas a tiempo. A mi juicio esxisten dos caminos que son importantes tomar en cuenta: la intervención corporal y la intervención cognitiva. La primera, la corporal, es extremadamente importante a la vez que sumamente sencilla, y se trata de LA RESPIRACIÓN CONSCIENTE. Es parar brevemente en esos momentos en que nos sentimos presionados y hacer un ejercicio muy sencillo que describo a continuación: Primero que nada eliges un momento y un espacio donde puedas estar a solas contigo mismo. Te colocas en una posición cómoda, conectándote con el silencio, acallando por un instante tu mente, cerrando los ojos. Poco a poco vas tomando contacto con tu respiración. Visualizas que una onda de luz fluye por todo tu cuerpo, empezando por la cabeza, pasando por el cuello, los hombros, el pecho, el abdomen, hasta llegar a tus pies. Ahora te sientes perfectamente bien. Cuentas hasta 10, y mientras lo haces tomas todo el aire que puedas. Retén el aire mientras cuentas hasta 10 nuevamente. Exhala el aire al tiempo que cuentas hasta 10. Quédate sin aire y cuenta hasta 10. Repite este ejercicio 3 veces y verás los cambios que se generan en tu estado de ánimo.
Por otra parte, la intervención cognitiva se trata de un replanteamiento interior que hagas sobre el ritmo de tu vida y los resultados que estás obteniendo. Es importante recordar que la vida es 10% lo que nos pasa y 90% la manera cómo respondemos ante lo que nos pasa. Por ello es importante reconocer que si bien no podemos cambiar las situaciones externas que nos resultan estresantes, si podemos modificar nuestra actitud hacia ellas.
Para ello es importante tomar en cuenta las siguientes premisas:
Estos sencillos y a su vez contundentes principios, internalizarlos, incorporarlos y reflexionados han de ayudar a ver las situaciones de la vida desde otra perspectiva, con otra mirada, a través de otros lentes, que han de proporcionarnos un mayor equilibrio emocional y hacernos más funcionales en nuestro día a día.
Quiero cerrar este artículo con un pensamiento de un gran filósofo del siglo XX:
"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino"
Víctor Frankl
Hasta la próxima!!!
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