IV – Valores
Antes de continuar detallando lo que
queremos, será bueno conocer los valores que cimientan y dan sentido general a
nuestra vida. Los valores son las formas de pensar, sentir y actuar, por las
que nuestra vida se rige, como por ejemplo la sinceridad, la honestidad, la
creatividad, el respeto, la integridad, la seguridad, etc. Quizás no te habrás
dado cuenta de que tienes estos valores, y sólo adviertes su presencia cuando
los pones en duda. Constituyen la esencia de lo que da sentido a tu vida y son
la base de tu felicidad. Todos tenemos valores. Quien niegue tenerlos es
simplemente porque no se conoce lo suficiente.
Conocer nuestros valores no
sólo es importante, es esencial, para saber cómo vamos a superar las crisis.
Como se ha mencionado, son los motores que impulsan la toma de decisiones
correctas en los momentos difíciles. A largo plazo nos informan si nuestra vida
avanza con coherencia, ya que nos muestran cuán alineadas están nuestras
actuaciones con nuestros principios. En otras palabras, los valores nos sirven
para comprobar si tenemos una vida acorde con nuestros principios esenciales.
Por ejemplo, si para mí la honestidad es un valor crucial, y voy a comenzar un
trabajo muy interesante, cuándo sé que en la empresa abusan y se aprovechan de
las persona, ¿crees que a la larga estaré cómodo en ese trabajo? Identificar
nuestros valores aporta una buena motivación para actuar de forma coherente
hacia el logro de nuestro éxito. En definitiva, los valores son la energía que
nos impulsa a conseguir todas nuestras metas, y que debemos tener siempre
presentes en nuestra vida.
Explorador de valores
Para descubrir tus valores, lo
mejor es preguntarte qué es lo que realmente te importa en la vida, qué es lo
que mantiene juntas todas las áreas de la Rueda de
la Vida. Recuerda ahora algún momento en el que te encontrabas muy bien, de
forma extraordinaria. Visualiza ese instante de tu vida y responde ordenadamente
a las siguientes cuestiones:
¿Qué recuerdas de esa
situación?
¿Qué percibías cómo importante
en ese momento?
¿Qué sentías cuando estabas
haciendo eso?
¿A qué prestabas atención?
¿Qué beneficios te aportaba?
¿A qué no renunciarías en esa
situación?
¿Qué valores crees que te
guiaban?
Realiza estas preguntas, con
el mayor número de situaciones que puedas, e intenta recrear cada momento lo
mejor posible. Para ello es bueno que te visualices en esa situación y
recuerdes qué pensabas, qué veías, qué olías, qué tocabas, y que consigas
sentirte inmerso en ese instante y puedas finalmente descubrir y enumerar qué
valores te guiaban en esa situación.
Los valores, relacionados con
diferentes apartados de la Rueda de Vida, no tienen por qué ser iguales;
por ejemplo, lo que la gente valora de las relaciones personales puede no ser
igual a lo que valoran de su vida profesional. Sin embargo, todos tenemos unos
valores esenciales que permanecen estables a lo largo de la vida y que
aplicamos a los más diversos contextos. Cuando un valor es esencial y se elige
libremente nos impulsa a la acción de forma automática. Por ejemplo, cuando el
valor de dar un servicio a la comunidad es elegido libremente habrá entonces
una clara motivación y energía para llevarlo a cabo. En cambio, si el valor proviene del
exterior y nos viene impuesto, el realizar servicios a la comunidad parece una
obligación y no conduce a la acción.
Para conocer mejor tu relación
con los diferentes valores es recomendable el ejercicio de pensar en una
persona o personaje a quien admiras, y por qué no, también en otro a quién
odias. Por ejemplo, puede ser que odies la falta de respeto de tu anterior
pareja. Si pensamos en personajes cercanos, puede que te guste la humildad de
algún párroco, o te impresione la capacidad de superación de Stephen Hawking.
Incluso muchas veces es interesante meditar en la polaridad que nos ofrecen
algunos personajes como Zeus, Dios del Olimpo, por un lado persona fuerte y
poderosa, y por otro lado mujeriego y celoso.
Es importante que, en los
próximos días, medites sobre cuáles son tus valores, tomes conciencia de ellos
y veas en tus actuaciones cotidianas si te comportas de acuerdo a ellos o no.
Por ejemplo, para mí son valores fundamentales las ganas de vivir, la justicia, el humor, el
respeto y el equilibrio. Cada vez que me encuentro en una situación en la que
no se me respeta, por ridícula que pueda parecer, dejo de ser yo mismo y entro
en un proceso mental de lucha. Detectar a tiempo cuándo un valor esencial no se
respeta, es un buen método para evitar entrar en discusiones y luchas sin
sentido.
Además de identificar nuestros
valores, hay que respetarlos, ser coherente y actuar de acuerdo con los mismos,
siempre desde la perspectiva más enriquecedora. Ahora realiza el ejercicio de
la Rueda de la
Vida analizando qué valores esenciales detectaste como base de todos
los quesitos. No olvides que todas las áreas de la Rueda de
la Vida tienen que ser coherentes con esos valores, es decir,
cada quesito incluye como factor necesario el estar alineado con
nuestros valores.
Ten presente la figura
siguiente y recuerda los valores que has detectado. En cada apartado de la
vida, deberás pensar si tus valores son coherentes con tus actos, porque de
otra forma nunca estarás vibrando con todo lo que haces.
Ejemplo de Valores cimentando
la Rueda de la Vida
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